La relación de pareja, especialmente si esta es armoniosa, tiene un claro valor protector y potenciador de la salud, pero la interacción estresada puede generar patología, tanto psicosomática como de otra naturaleza (hipertensión, dolores de cabeza,…) que, aunque podría haber empezado por diferentes razones, podría verse mantenida por el estilo de vida conflictivo y el estrés derivado de la interacción.
Los conflictos de pareja generan problemas de salud tanto a la propia pareja como a los hijos e hijas. Es decir, afectan a todo el núcleo familiar.
Las áreas del conflicto en una pareja son:
- El poder (teniendo en cuenta las responsabilidades): quien se encarga de hacer las cosas y quien decide lo que hay que hacer. Estas decisiones abarcan aspectos tan fundamentales como: Las finanzas, el cuidado de los hijos, las relaciones sociales, etc.
- La intimidad: La intimidad se construye con una separación de la familia de origen, dando prioridad al otro en la autorrevelación y en la toma de decisiones. Por eso uno de los temas más conflictivos se da en las relaciones con la familia de origen.
- La pasión, el afecto, la sexualidad: El amor va sustituyendo al enamoramiento, la pasión inicial va dando paso a la intimidad y al cariño, pero no por eso se puede perder la atracción que se siente por el otro como objeto y sujeto sexual.
- Comunicación: Cuando se producen los conflictos y se enquistan se producen patrones de comunicación que perpetúan el problema y conducen finalmente a la separación.
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