La sexualidad humana representa el conjunto de comportamientos que conciernen la satisfacción de la necesidad y el deseo sexual y ha sido siempre un aspecto muy relevante en la vida de las personas.
Algunas personas tienen dificultades para conseguir lo que consideran una adecuada satisfacción en su vida sexual. Las razones pueden ser muy variadas y entre ellas están las denominadas disfunciones sexuales.
Las disfunciones sexuales representan aquellos problemas fisiológicos, cognitivo-afectivos o conductuales (motores) que dificultan a la persona e participar o disfrutar satisfactoriamente de las actividades sexuales (atracción, cortejo, interacción y orgasmo).
Según el DSM-IV-TR (APA, 2002) las disfunciones sexuales se caracterizan por una alteración del deseo sexual, por cambios psicofisiológicos en el ciclo de la respuesta sexual y por la provocación de malestar y problemas interpersonales. En este sentido, se clasifican dentro de esta categoría los:
- Trastornos del deseo sexual (p. ej., deseo sexual hipoactivo, trastorno por aversión al sexo)
- Trastornos de la excitación sexual (p.ej., trastorno de excitación sexual en la mujer, trastorno de la erección en el varón)
- Trastornos del orgasmo (p.ej., disfunción orgásmica femenina, disfunción orgásmica masculina, eyaculación precoz)
- Trastornos sexuales por dolor (p.ej., dispareunia y vaginismo), y otro tipo de disfunciones (debidas a una enfermedad médica, inducida por sustancias, etc.).