La ansiedad se define como una emoción básica, ya que forma parte de la dotación emocional de todos los seres humanos. Se trata de una estructura cognitivo-afectiva que pertenece a nuestro sistema defensivo motivacional, y es considerada útil para el desarrollo evolutivo de nuestra especie. Se encarga de organizar de forma eficaz los recursos del individuo ante una situación anticipada como peligrosa, con el objetivo de preservarle de posibles daños. (Díaz, 2010)
La ansiedad es, por lo tanto, un proceso emocional normal, adaptativo e imprescindible para la vida, que nos prepara para la acción y para reaccionar rápidamente si es necesario.
Todo el mundo la experimenta en circunstancias de peligro, en situaciones delicadas o en momentos de preocupación. Es deseable sentir miedo y ansiedad ante determinadas situaciones que pueden ser peligrosas para evitar males mayores. De esta forma, las circunstancias de la vida y nuestra propia experiencia nos hace aprender a temer determinadas situaciones, personas, animales o circunstancias que relacionamos con peligros reales. Es por eso que vamos con cuidado al cruzar la calle, conducimos con precaución, no metemos los dedos en el enchufe o entre el filo de las tijeras.
Sentir «nervios» antes de dar un discurso o de hacer un examen, mariposas en el estómago en la primera cita, que nos suden las palmas de las manos y que nuestro corazón galope cuando nos enfrentamos a situaciones desafiantes o peligrosas, son emociones normales, pero…
¿Qué pasa cuando se siente ansiedad la mayor parte del tiempo?
¿Qué pasa cuando se siente ansiedad y miedo intenso ante situaciones específicas?
¿Qué pasa cuando no somos capaces de encontrar la razón por la que nos sentimos así?
¿Qué pasa cuando evitamos ciertas rutinas para escapar del estrés que nos causan?
¿Qué pasa cuando nuestra ansiedad nos paraliza?
Así es la vida para aquellas personas que padecen trastornos de ansiedad.
Para ellas, las situaciones o estímulos que pueden inducir ansiedad no son objetos o situaciones que impliquen peligro o daño real o actual, si no que, en general, son elementos que han obtenido su capacidad generadora de ansiedad a través del aprendizaje y están determinados por la historia y características personales.
Es importante distinguir la ansiedad del miedo. En el miedo el peligro se percibe como real, presente e inminente, mientras que en la ansiedad hay una sensación de incontrolabilidad focalizada en la posibilidad de un daño o amenaza futura, o cualquier suceso potencialmente negativo. La ansiedad es un estado de indefensión.
En estos casos la ansiedad se convierte en un problema, ya que surge en situaciones en las que no existe un peligro real o se mantiene durante largos periodos de tiempo. Además suele acompañarse de síntomas físicos, cognitivos y conductuales perjudiciales para nuestro organismo. Esto indica que se está padeciendo un estado de ansiedad al que hay que prestar atención y poner solución lo antes posible.
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